
Tres años y dos meses de espera. Para César González, este período ha resultado en una condena de sufrimiento. Desde octubre de 2020, ha estado esperando una operación en su cadera izquierda, tal como lo recomendó el traumatólogo del Hospital Universitario San Agustín (HUSA). A sus 82 años, César confía en que la operación finalmente llegue y le permita recuperar su calidad de vida, que ha estado ausente durante 39 meses debido a las dificultades de movilidad y el dolor que, tras varias visitas a Urgencias, lo llevaron a recibir tratamiento con opiáceos.
Los problemas de César González comenzaron en marzo de 2021, cuando ya llevaba cinco meses en lista de espera quirúrgica. En ese momento, el Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) le ofreció la posibilidad de ser intervenido en el Hospital de la Cruz Roja en Gijón, como parte de las medidas para atender a las personas con mayores demoras. Sin embargo, César González rechazó esta opción.
Lo que no se le explicó adecuadamente fue que su decisión provocaría la pérdida de su turno y su lugar en la lista de espera quirúrgica, según lo informado posteriormente por el SESPA en una carta. César González se encuentra en su domicilio de Bayas, en Castrillón, y afirma: “Nadie me explicó lo que podía pasar si decía que no”. Lamentablemente, la normativa se aplicó de manera inflexible.
Esta prolongada espera y las consecuencias para la calidad de vida de los pacientes como César González plantean serios cuestionamientos sobre la eficiencia y la capacidad del sistema de salud en Asturias. Las quejas vecinales se multiplican, y muchos se preguntan por qué una región con recursos debe enfrentar problemas tan graves de demoras en los procedimientos médicos. La espera, el sufrimiento y la incertidumbre persisten mientras se buscan respuestas y soluciones para mejorar la atención médica en la comunidad.
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