La literatura asturiana, y más concretamente avilesina llora la muerte el pasado lunes de Eugenio Bueno García, maestro y poeta, que mostró una vida dedicada a la cultura literaria con grandes obras en su haber. Hombre de buenos sentimientos, que dedicó toda su vida a los demás, con estos calificativos podríamos definir los 80 años de vida de una persona irremplazable, que deja un legado de humildad, rigor, seriedad y sencillez en cada una de los rasgos de su vida.
Natural de Galisteo (Extremadura) nunca perdió el vínculo afectivo con su amada tierra, la cual abandonó en 1962, rumbo a la localidad asturiana de Avilés. Una trayectoria en la que se cruzó Dios y por el que ingresó en los los Padres Trinitarios en diferentes conventos de Andalucía y Extremadura.
La familia formó parte fundamental de su vida y en especial su mujer, María Eugenia Hernández, con la que tuvo cuatro hijos (Eduardo, Daniel, Mario y Carmen) e infinidad de nietos.
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