La polémica gastronómica asturiana que año tras año lleva a la indignación de muchos clientes ha sido traspasado a una investigación de la Universidad de Oviedo, que ha mostrado que casi la mitad de las zamburiñas consumidas en la comunidad del Principado no lo son, constituyendo un fraude alimentario.
Tras tomar muestras en una docena de supermercados y pequeños establecimientos comerciales donde se ofrecen este marisco y una veintena de restaurantes. Y es que para identificar este tipo de producto se realizó mecanismos taxonómicos, encontrando que el 49% de las zamburiñas se encuentran mal etiquetadas.
Según la legislación española, de acuerdo con la regla “un nombre, un pez” sólo se puede llamar zamburiña a la especie Mimachlamys varia y no a otro tipo de pectínidos.
Un fraude que muchas personas han detectado y han mostrado su malestar por este engaño totalmente.
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