Hay historias preciosas que permiten creer en el amor eterno o por lo menos sorprendernos, de la conexión de dos personas hasta en la muerte. Y es que, el amor de siglo XX se convertía en algo muy puro y verdadero.
Un amor hasta en la tumba, como un matrimonio ovetense que tras 52 años de unión se despidieron con tan solo 45 minutos de diferencia. Una conexión increíble, que muestra lo ligados que pueden estar dos personas a la hora de vivir y morir juntos.
El caso de Cándida Cuervo González y José Antonio García Llana, que son los protagonistas de esta historia, muestran la importancia de compartir y vivir con la persona adecuada, que nos permita disfrutar de la vida hasta el último momento.
Un amor que no separa ni la muerte.
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