En un día lleno de pesar, la comunidad de EL COMERCIO se une para despedir a una de sus queridas colaboradoras. Ana María Rubiera Pérez, antigua trabajadora del medio y recientemente jubilada, nos dejó ayer a la edad de 85 años. Ana María, viuda del recordado José Luis Ibaseta Vigil, se unió a las filas del decano de la prensa asturiana en la década de los 90, donde asumió el rol de repartidora. Hoy, con gratitud y tristeza, recordamos su contribución y compromiso con nuestro equipo y lectores.
Durante sus años en EL COMERCIO, Ana María desempeñó un papel esencial como repartidora, asegurando que cada edición llegara a manos de sus destinatarios con puntualidad y cuidado. Su labor incansable y su dedicación al oficio dejaron una huella positiva en la historia de nuestra institución. Su espíritu trabajador y amable no solo se reflejaba en su trabajo, sino también en las relaciones que forjó con sus compañeros de equipo.
Hoy, mientras lamentamos su partida, deseamos honrar su memoria y legado. Los trabajadores de EL COMERCIO se unen en solidaridad para transmitir sus más sinceras condolencias a su hijo José Darío, su hermana María Soledad (de Casa Yoli), sus nietos, bisnieto y a todo el círculo familiar que la rodeaba. Compartimos su dolor y su duelo en estos momentos difíciles.
La ceremonia de despedida de Ana María Rubiera Pérez se llevará a cabo hoy al mediodía en Cabueñes. Será un acto de celebración de su vida y su contribución, donde se recordarán sus logros y se ofrecerán palabras de consuelo y apoyo. Aunque su presencia física se haya desvanecido, su influencia y recuerdo perdurarán en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerla y trabajar a su lado.
Hoy decimos adiós a una colega valiosa y a una persona querida. Que Ana María Rubiera Pérez descanse en paz y que su legado siga inspirando a todos nosotros a seguir adelante con dedicación y compromiso, tal como ella lo hizo durante su tiempo con nosotros.
- Te recomendamos -