OVIEDO, 24 (EUROPA PRESS)

El Principado ha constatado la capacidad del sistema sanitario para dar respuesta a la población ante un posible aumento de la demanda asistencial como consecuencia de una ola de calor.

La Consejería de Salud ha participado en una prueba organizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Observatorio de Sistemas y Políticas de Salud, con el apoyo de la Unión Europea, con el fin de valorar la resiliencia del sistema sanitario ante los efectos que el cambio climático puede tener sobre el bienestar de la ciudadanía.

El examen concluye que Asturias dispone de capacidad de respuesta rápida para adaptar protocolos establecidos para otras situaciones, así como para movilizar recursos, tanto humanos como materiales, que ayuden a mitigar los efectos de un incremento de la demanda sanitaria.

Además, el informe subraya que existe una coordinación muy efectiva entre servicios sanitarios y sociales. Estos últimos, en cuanto reciben la alerta, advierten a residencias de mayores, centros de día y centros sociales y ofrecen el apoyo necesario a las personas vulnerables.

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En cuanto a las debilidades, el test de resiliencia hace referencia a la falta de un plan específico para olas de calor en la comunidad. No obstante, cuando se producen este tipo de episodios, en el Principado se pueden activar dos herramientas: el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Altas Temperaturas y un plan de emergencia que se pone en marcha cuando se detecta una de estas situaciones.

Otro de los aspectos vulnerables identificados es la baja percepción de riesgo por parte de la ciudadanía, ya que el umbral establecido en el plan nacional de prevención se considera demasiado bajo. Este hecho provoca que la alerta se active con frecuencia y que la población no la tome en serio.

La alerta por ola de calor se activa cuando se prevé que la temperatura supere los 26 grados y el nivel más extremo, cuando se sobrepasan los 33. Sin embargo, los servicios de emergencia reciben la alerta cuando se rebasan los 35 grados, por lo que hay una diferencia de nueve grados entre que se advierte a la ciudadanía y el momento en que el sistema sanitario y el de protección civil activan una respuesta de emergencia.

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IMPACTO EN LA SALUD DE LAS PERSONAS

El viceconsejero de Política Sanitaria, Pablo García, ha explicado que Asturias diseña su programación sanitaria tomando en consideración el impacto que el cambio climático puede producir en la salud humana. “Cada vez es más habitual que se sucedan episodios de calor excesivo, por lo que tenemos en cuenta esta circunstancia en el diseño de los nuevos equipamientos y también para adaptar los ya existentes con obras para afrontar tanto el frío como el calor”, ha señalado.

La Unión Europea, la OCDE y el Observatorio de Sistemas y Políticas de Salud han presentado esta semana en Bruselas el documento Strengthening Health Systems: A Practical Handbook for Resilience Testing (Fortalecimiento de los sistemas de salud: un manual práctico para las pruebas de resiliencia), elaborado a partir de la experiencia realizada en Asturias y en dos países europeos: Finlandia y Grecia.

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En uno de los talleres celebrados en la capital belga, la Consejería de Salud expuso su experiencia y las acciones previstas ante los resultados del test.

“Gracias a actividades como esta, se ponen en contacto personas de muy diferentes sectores para abordar un riesgo futuro y analizar las actuaciones que permitan evitar o mitigar riesgos”, ha señalado el jefe de Servicio de Vigilancia Epidemiológica, Mario Margolles. A su juicio, el análisis de las fortalezas y debilidades de Asturias permitirá planificar mejor y ofrecer una respuesta más adecuada a la población ante posibles episodios de calor extremo.


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