Este pasado jueves, la tristeza invadió el barrio de La Arena y la comunidad hípica al enterarse del fallecimiento de Luzdivina Suárez, a la edad de 86 años. Conocida cariñosamente como “Luz”, ella fue el verdadero pilar del icónico bar Los Potros, un lugar que dejó una huella imborrable en los paladares más exigentes y en el corazón de los vecinos del barrio.
Luzdivina se destacaba por su amabilidad y su talento innato en la cocina. Su destreza culinaria conquistó los paladares de la élite de la hípica, convirtiendo a Los Potros en un punto de encuentro obligado para jinetes, entrenadores y amantes de los caballos. Sus platos exquisitos y su sazón única se ganaron el respeto y la admiración de todos los comensales que tuvieron el privilegio de disfrutar de sus creaciones.
Sin embargo, Luzdivina no solo era una experta en la cocina, sino que también era el apoyo incondicional de su esposo, José Manuel Buznego, conocido como “Potrero”. Él era el fundador del prestigioso Club Hípico Astur (Chas), un referente en el mundo ecuestre. Juntos formaron una dupla inseparable que llevó adelante el negocio familiar con pasión y dedicación.
Los Potros fue mucho más que un simple bar. Era un lugar donde la comunidad se reunía, donde se compartían risas, historias y sueños. Luzdivina, con su calidez y carisma, supo crear un ambiente acogedor y familiar, donde todos se sentían como en casa. Su presencia siempre era reconfortante y su sonrisa iluminaba cada rincón del lugar.
La partida de Luzdivina deja un vacío irremplazable en Los Potros y en la vida de aquellos que tuvieron la suerte de conocerla. Su legado trascenderá el tiempo y su recuerdo vivirá en cada plato servido con amor y en cada persona que, al recordarla, sonría. Sus sabores seguirán deleitando a los comensales, pero ahora con un toque de nostalgia y gratitud hacia una mujer extraordinaria.
La familia de Los Potros y la comunidad hípica se unen en el dolor por esta pérdida irreparable. Luzdivina Suárez siempre será recordada como una figura emblemática en el mundo gastronómico y como un ser humano excepcional que dejó una huella imborrable en la vida de aquellos que tuvieron la fortuna de cruzarse en su camino.
Hoy, mientras despedimos a Luzdivina, elevamos una copa en su honor y brindamos por su vida dedicada a la cocina, por su alegría contagiosa y por el amor que supo transmitir a través de cada plato. Descansa en paz, querida Luzdivina, y gracias por haber sido “el pilar” de Los Potros.
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