El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha participado hoy en la colocación de la primera piedra de la ampliación del Hospital de Cabueñes, “la obra más esperada en Gijón y toda el área V, incluidos los concejos de Carreño y Villaviciosa, que reforzará la calidad y capacidad asistencial a unas 300.000 personas”.

Durante el acto, Barbón ha animado a ser “ambiciosos y aprovechar que contamos con mimbres suficientes para convertirnos  en un gran polo de desarrollo biosanitario que atraerá talento y generará innovación, conocimiento y empleo. Esta primera piedra de hoy también es un hito más en la senda hacia ese horizonte”.

Esta ha sido su intervención íntegra:

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN

Colocación de la primera piedra de las obras de ampliación del Hospital de Cabueñes

La mejora de la sanidad siempre será una tarea inacabada para mi gobierno. Quienes defendemos el sistema público de salud como un gran patrimonio colectivo –y, en especial, el patrimonio común de quienes no tienen otro patrimonio- también sabemos que las necesidades asistenciales, los avances investigadores y tecnológicos nos imponen una adaptación continua, un esfuerzo permanente de modernización. Quizá haya otros ámbitos donde uno pueda consentirse una parada para echar la vista atrás y recrearse en la contemplación de los logros obtenidos. En la gestión sanitaria no cabe ese privilegio: nunca sobra un minuto.

Pero esa carrera sin fin también tiene etapas y metas importantes. Hoy cruzamos una de ellas, con la colocación de la primera piedra de la ampliación de Cabueñes, la obra más esperada en Gijón y toda el área quinta, incluidos los concejos de Carreño y Villaviciosa. Hemos iniciado el camino para contar con un nuevo equipamiento que reforzará la calidad y capacidad asistencial a unas 300.000 personas.

Hace poco, a principios de agosto, la ministra Carolina Darias nos acompañó en una visita a esta parcela. Ya entonces enfatizamos la relevancia indiscutible de esta obra. Hoy volvemos a hacerlo para constatar que los plazos y los compromisos se están cumpliendo; para dar fe, con este acto simbólico, de que ha comenzado la construcción no sólo de un edificio, sino de otra etapa en la sanidad asturiana.

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Es un gran día para Gijón. Y, como suele ocurrir con los objetivos importantes, ha costado mucho llegar hasta aquí, con la colaboración permanente de las administraciones autonómica y local. A este propósito, quiero expresar mi agradecimiento a los ex consejeros y ex alcaldesas que nos acompañan, porque sin su trabajo previo este acto no sería posible. A Mapi Felgueroso, Carmen Moriyón, Faustino Blanco y Francisco del Busto, muchas gracias.

Esa labor continuó esta legislatura. La alcaldesa no ha dejado de urgir la obra desde el inicio de su mandato. Puedo dar testimonio propio de su preocupación y de su insistencia. Tanto ella como el consejero Pablo Fernández recuerdan bien cómo hubo que trabajar contra el reloj para volver a aprobar la segunda licitación de los trabajos en 2021, con un presupuesto que prácticamente doblaba el anterior. Todo el mundo nos apuraba, y con razón, pero quienes más prisa teníamos éramos nosotros mismos: había que poner en marcha uno de los grandes proyectos de la legislatura, pero sobre todo había que responder a las necesidades de la población de Gijón, Villaviciosa y Carreño. El Gobierno de Asturias reaccionó, se empeñó en la búsqueda de una solución y la alcanzó en un plazo récord. El motor que nos anima es conocido: prestar el mejor servicio sanitario posible. Con esa voluntad, el Principado está demostrando que su compromiso con Gijón, con Cabueñes y con la sanidad pública es una realidad tangible. Hechos, no palabras.

Por esa misma razón, asegurar la calidad sanitaria, jamás se ha abandonado la atención al centro. El Ejecutivo no esperó a tramitar la ampliación para tomar otras decisiones. A lo largo de esta legislatura se han continuado haciendo reformas en el actual edificio e inversiones en alta tecnología. En julio, el Consejo de Gobierno acordó destinar cerca de 900.000 euros a instalar una sala de radiología vascular intervencionista que permitirá realizar más operaciones quirúrgicas y de mayor complejidad. Incluso los profanos podemos hacernos a la idea de la importancia de contar con un espacio dotado de múltiples técnicas de imagen en el que se diagnostica e interviene al paciente al mismo tiempo. Todo un salto cualitativo.

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Quiero, a este propósito, incidir en la potente renovación en marcha gracias al Plan de Inversiones en Equipos de Alta Tecnología con cargo a los fondos Next Generation. El desembolso asciende a 15,6 millones, de los que el Principado aportará 2,7 de recursos propios. En total, serán 17 equipos de alta tecnología, incluida la sala de hemodinámica de Cabueñes.  Por cierto, dos de ellos –un TAC y una resonancia magnética- se instalarán en Puerta de la Villa, también en Gijón. Es un hecho fuera de lo común que este tipo de inversiones, normalmente reservadas a los grandes hospitales, beneficien también a un centro de salud. Como antes afirmé: hechos, no palabras, prueban nuestro compromiso con Gijón.

El Gobierno de Asturias ya ha autorizado el gasto correspondiente a este despliegue inversor. Es bueno que sepamos calibrar hasta qué punto contribuirá a modernizar el sistema público de salud, un requisito imprescindible para ofrecer a la sociedad la calidad que demanda. Por añadir otro ejemplo, el uso de la cirugía robótica, que también será posible en Cabueñes, permitirá realizar intervenciones mínimamente invasivas y con menos morbilidad. La sanidad asturiana está dando un paso de gigante hacia la vanguardia tecnológica que multiplicará su potencial diagnóstico y asistencial. Como prueba la autorización para aplicar las la aplicación de las terapias CAR-T en el HUCA, nuestro sistema sanitario sigue en el camino de la excelencia.

Permitan que añada unas últimas consideraciones. He realzado dos hechos de enorme relevancia –el arranque de la ampliación de Cabueñes y la modernización tecnológica- pero no inéditos en Asturias. En plena recesión, mientras en otras comunidades se aplicaban recortes con la bandera de la austeridad, en el Principado se pusieron en marcha el HUCA y el nuevo hospital Álvarez Buylla, en Mieres.

Con razón estamos orgullosos de nuestra sanidad, siempre merecedora de una alta valoración ciudadana. De su calidad, de su capacidad, de la red de centros de salud y hospitales comarcales, impensable sin el desarrollo autonómico. La respuesta ejemplar a la pandemia y las sobresalientes campañas de vacunación contra el virus son dos certificados de su buen hacer. Nadie puede poner en duda que Asturias se ha consolidado como una referencia de salud pública para toda España, un logro que sería impensable sin la colaboración y entrega de los profesionales, el auténtico corazón del sistema. Permitan que hoy personalice este agradecimiento en Miguel Dúo Buendía, el trabajador más veterano de Cabueñes.

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También es cierto que padecemos problemas comunes a todas las comunidades, como las carencias de personal o la repercusión de las sucesivas olas pandémicas sobre las listas de espera; dificultades que trabajamos para encauzar. Por eso nos hemos volcado en las políticas de recursos humanos para aumentar la plantilla del Sespa. A finales de julio teníamos un 8,72% más de personal en nuestros servicios sanitarios que hace un año: 20.510 personas en total, el mayor número en la historia de este organismo para ese mes. El incremento de la contratación ha beneficiado a todas las áreas sanitarias.

También ante estos retos, inquietudes constantes de la Consejería de Salud, queremos situarnos a la vanguardia. Por eso Asturias es una de las seis comunidades que aumentará el próximo año sus plazas de formación especializada, hasta sumar 256, incluida, por primera vez, la especialidad de psiquiatría infanto-juvenil.

Como bien supondrán, pretendemos seguir estando orgullosos de nuestra sanidad durante muchos años. De ahí que subrayemos el comienzo de la ampliación de Cabueñes y la renovación tecnológica en marcha. Seamos ambiciosos y aprovechemos que contamos con mimbres suficientes para convertirnos –humildemente, pienso que ya lo estamos siendo- en un gran polo de desarrollo biosanitario que atraerá talento y generará innovación, conocimiento y empleo. Esta primera piedra de hoy también es un hito más en la senda hacia ese horizonte.


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