‘El cuento de nunca acabar’ o la ‘pesadilla asturiana’, con estas afirmaciones se podría resumir el tenebroso camino de la alta velocidad en Asturias, que suma más de dos décadas de retrasos, convirtiéndose en una espera infinita.
Y es que, la variante de Pajares no podrá estar en servicio en el próximo mes de mayo, como se había anunciado a bombo y platillo, por todas instituciones. Falta de palabra e incumplimientos que sigue dejando ‘aislada’ a una región, que implora tener las mismas oportunidades que el resto del país.
La indignación se ha convertido en el ‘pan de cada día’ de una ciudadanía indignada y resignada que recalca que “somos el hazmerreír. Es una nueva decepción”, como señalaba Javier Martínez, vicepresidente de la patronal del turismo y la hostelería de Asturias, añadiendo que “ya está bien de tantos retrasos. Ni se están tomando en serio a Asturias ni se está dando la prioridad que merece a una infraestructura que supondría un gran revulsivo económico. Es una tomadura de pelo”.
¿AVE o Avril?
Por otro lado, ¿AVE o Avril? Es la otra cuestión que se llevan planteando los asturianos durante los últimos meses sobre la alta velocidad que supuestamente recorrerá la Comunidad del Principado a partir del segundo trimestre de este año 2023. Un cambio de definición que confunde y enfada sobremanera.
Y es que, los representantes públicos han usado como baza electoral el sueño de la alta velocidad. Una iniciativa en la que quieren conseguir una foto, un viaje, un recorrido en precario que lucir, algo que tiene una consecuencia. Y es que las prisas no son buenas pasajeras, como hemos podido observar en el tramo de alta velocidad Valladolid-León o el famoso descarrilamiento de un Alvia en la curva de Angrois, acusadas por el afán político de abrir vías sin terminación.
Asimismo, la terminología ha entrado a debate ya que directivos de Renfe, Adif y responsables del Ministerio de Transportes continúan recalcando del hito como la conexión de Asturias a la alta velocidad, mientras que las autoridades locales anuncian a ‘bombo y platillo’ la venida del AVE. Pero, ¿es lo mismo? Claramente no.
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