La familia del Real Oviedo y sus seguidores están de luto por la triste partida de Donato, un hombre que trascendió el rol de utillero para convertirse en un símbolo de lealtad y pasión hacia el equipo asturiano. A sus 78 años, este histórico colaborador azul dejó una profunda huella en el club, marcando 28 años de devoción y dedicación incansable.
La noticia del fallecimiento de Donato ha conmocionado a la comunidad oviedista, quienes reconocen en él a un “oviedista de los que ya no hay”, como se le ha descrito. Su legado no solo se limita a su labor como utillero, sino que trasciende al ser un ejemplo vivo de fidelidad y amor por los colores del Real Oviedo.
Durante su larga trayectoria en el club, Donato se convirtió en mucho más que un empleado. Era un amigo, un confidente y un pilar fundamental en el día a día del equipo. Su entrega incondicional y su dedicación incansable lo convirtieron en un referente para todos aquellos que compartieron su camino.
El Real Oviedo no solo pierde a un empleado ejemplar, sino a una figura querida y admirada por todos. Su compromiso y pasión por el club han dejado una marca imborrable en la historia de la institución. Donato era mucho más que un utillero; era un símbolo de los valores oviedistas, un testigo silente de los triunfos y desafíos del equipo.
La comunidad oviedista se une en un sentimiento de pérdida, pero también en la celebración de la vida y el legado de Donato. Sus 28 años de dedicación y su amor incondicional por el Real Oviedo continuarán inspirando a todos aquellos que comparten la misma pasión por el fútbol y por el equipo. En un mundo en constante cambio, la figura de Donato representa la esencia de la lealtad y la auténtica conexión entre un individuo y su club.
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