Asturias es historia viva de la gastronomía española. Uno de los productos más degustados a lo largo de la geografía española es la croqueta. Unas bolitas empanadas que han protagonizado cada uno de los locales de nuestro país, destacando sobre manera El Álamo, en Rapalcuarto, dirigido por Santiago Fernández Martínez, tras casi medio siglo en la hostelería.
“Empecé a los 16, en el Ría del Eo, en Tapia, que ahora es el hotel Puente de los Santos, donde trabajaba en el restaurante, de camarero. Estuve dos años y de allí pasé a Navia, con la familia Santiago, que fue con quien aprendí a cocinar. Estuve cuatro años en El Sotanillo, en Navia, con Pepe Santiago, y me fui curtiendo. Tenía 26 años cuando cogimos El Álamo”, ha comentado Fernández.
El gerente ha explicado cómo surgió su negocio: “Gracias a la gran aceptación de nuestras croquetas, nos surgió la idea en 2017 de poner en marcha nuestra propia empresa. Hemos transformado una de nuestras cocinas en un pequeño obrador dentro del restaurante, donde hacemos una fabricación propia y artesanal”.
Un establecimiento que realiza una veintena de variedades: queso parmesano y tomate, ajo puerro y gambas, bacalao, cecina, cecina y queso de cabra, compango, jamón, jamón ibérico, lacón y grelos, marisco, pollo, pulpo a la gallega, queso azul, mix de setas, chipirón, variado de croquetas, de jamón, sin gluten y sin lactosa, y tres vegetarianas (queso parmesano y tomate, de queso azul y mix de setas).
Un verdadero éxito. “Tenemos que rechazar muchos pedidos. Por eso, ampliaremos de 300 kilos a hasta 1.000 diarios, aumentando los trabajadores de cuatro a dieciséis”, recalcaba Fernández Martínez.
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